El frío que recorrió mi espalda me despertó de la pesadilla casi infinita. Fue tan real como tu indiferencia en ella. En realidad, ahora que me pongo a pensar, creo que no pude soportar más tu indiferencia así que decidí despertarme. Claro, ella me despertó, ella causó el frío y ella causó el miedo punzante.
Me desesperé al verme en la cama sólo, todavía estaba en la etapa entre el sueño y la realidad. La verdad, no entendía mucho. Después me fui ambientando y dándome cuenta que fue sólo una de mis tantas pesadillas. Y me puse a pensar...
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