Y llegó Baco a la fiesta. "Dionisio, me gusta más" nos dijo.
Nos ahoga en nuestras miserias, él nos ayuda a fundirnos entre nosotros. Fundimos nuestras tristezas, nuestras esperanzas, nuestras historias, nuestra indigencia. Somos uno.
Al fin y al cabo, dejamos de estar solos entre la multitud a ser una multitud vacía.
La multitud se desarma, el olor a sexo nos ahoga. El olor a soledad, a desesperación, a miserias se nos encarna en la piel y morimos en él.
Volvemos, a nosotros, a la soledad, ¿qué más da estar con él? si total, está tan solo como yo y busca un poco de compañía, hasta acabar, hasta deshidratarse, hasta morir y dejarnos solos, de nuevo. Porque a él lo dejaron solo tantas veces como a nosotros, y busca vengarse de los demás vengándose con nosotros. Asqueándonos, asqueándose. Matándonos, matándose.
Y Baco nos mira, se ríe de nosotros,
nos acaricía,
nos penetra,
nos llena,
nos embriaga,
nos ama,
nos odia.
Nos mata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario